Oficiemnete unidos
Hay fechas que se te quedan grabadas. Para nosotros, el 27 de marzo de 2025 es una de ellas. Ese día, frente a un notario, firmamos los estatutos de lo que ya empezaba a ser mucho más que un proyecto. Ese día, nació legalmente nuestra empresa. Ese día, nació Balance.
Fue un momento intenso. Porque aunque llevábamos meses trabajando juntos —desde aquel 27 de septiembre de 2024 en el que comenzamos a poner en papel nuestras ideas—, firmar era otra cosa. Era compromiso. Era decir: “Sí, esto va en serio”. Y no solo con la administración o con un plan de empresa, sino entre nosotros. Porque construir un proyecto así no es muy distinto a casarse, solo que aquí no solo compartes el día a día, sino también una visión, una filosofía, una manera de entender la vida y el cuidado.
Entre septiembre y marzo, fuimos dando forma a todo: qué queríamos ofrecer, cómo lo queríamos mostrar, qué colores nos representaban, qué tipo de energía queríamos transmitir al cruzar la puerta de nuestro futuro espacio. Le pusimos nombre, alma, estructura. Creamos un business plan completo que nos permitiría dar el siguiente paso: buscar financiación para hacer realidad este centro que tanto soñábamos.
Ese día frente al notario, sabíamos que venía lo complicado, sí. Pero también lo hermoso. Porque no estábamos solos. Nuestra familia estaba ilusionada, apoyándonos con todo el cariño del mundo. Y nosotros estábamos listos. Con miedo, sí, pero con muchas más ganas que dudas.
Balance aún no tenía paredes, ni pacientes, ni olor a aceites esenciales. Pero ya tenía algo más fuerte: una base sólida, una dirección clara y dos personas decididas a hacerlo realidad.